Más que barrio, era y es la calle que va de la Plaza a la Ermita de la Virgen ( la Inmaculada).
Aquel muchicho iba muy contento a casa de su abuela Elvira que vivia justo enfrente de la ermita. Los domingos a por la propina. Muchos días de hacienda se iba al salir de la escuela, con su tío Paco o sólo, a comer o a merendar y a jugar por alli. Jugaba a las cartetas, a los pitones y a las tabas a la sombra del atrio de la Ermita, empedrado y con bancos de piedra alrededor. Se balancea en la cancela acompañado del rechinar de sus goznes de hierro. En sus barrotes metió la cabezota su mañico que no paró de llorar hasta que le ayudaron a sacarla.
Jugaba a pillar alrededor del " Pilón de los moros". Muchos años más tarde se enteró de que aquello era una cruz de término, como la de muchos pueblos, que indicaba a los viajeros la salida del Camino Real dirección Zaragoza. Carretera Vieja le llamaban.
Aquel muchicho guarda aún en la retina la senda estrecha entre el centeno que las mujeres del barrio hacían por medio del Piazo de los Ratones hasta la Zaica para coger agua o lavar los vajillos o la ropa cuando bajaba agua.
Asocia al barrio con sus primeros sentimientos de envidia por el balón, la metralleta o la bicicleta que llevaban otros muchichos y que les habían traído los primeros emigrantes del Canadá o los veraneantes.
Aquel muchicho iba muy contento a casa de su abuela Elvira que vivia justo enfrente de la ermita. Los domingos a por la propina. Muchos días de hacienda se iba al salir de la escuela, con su tío Paco o sólo, a comer o a merendar y a jugar por alli. Jugaba a las cartetas, a los pitones y a las tabas a la sombra del atrio de la Ermita, empedrado y con bancos de piedra alrededor. Se balancea en la cancela acompañado del rechinar de sus goznes de hierro. En sus barrotes metió la cabezota su mañico que no paró de llorar hasta que le ayudaron a sacarla.
Jugaba a pillar alrededor del " Pilón de los moros". Muchos años más tarde se enteró de que aquello era una cruz de término, como la de muchos pueblos, que indicaba a los viajeros la salida del Camino Real dirección Zaragoza. Carretera Vieja le llamaban.
Aquel muchicho guarda aún en la retina la senda estrecha entre el centeno que las mujeres del barrio hacían por medio del Piazo de los Ratones hasta la Zaica para coger agua o lavar los vajillos o la ropa cuando bajaba agua.
Asocia al barrio con sus primeros sentimientos de envidia por el balón, la metralleta o la bicicleta que llevaban otros muchichos y que les habían traído los primeros emigrantes del Canadá o los veraneantes.
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