En el dormitorio de casa de los abuelos paternos me llamaban la atención las dos y únicas fotografías de cartera incrustadas en las esquinas del marco del espejo. Eran iguales de tamaño y mostraban 2 jóvenes muy parecidos que aquel muchicho creía hermanos. La abuela,con emoción y pesar, me contaba quiénes eran y como habían
muerto en sendos accidentes hacía más de 15 años.
El uno era su hermano pequeño Francisco Ferrer Pérez. Reclutado por el ejército Nacional en los últimos llamamientos de la Guerra, los de la quinta del biberón. Apenas había intervenido en el frente y ya recién acabada la guerra se desplazaba con otros conmilitones en un camión desde San Gregorio donde estaba acuartelado a Zaragoza ciudad, de fiesta. El caso es que el camión se accidentó y él murió. Llamaron a los abuelos a reconocer el cadáver y recoger sus objetos personales.
La otra foto era de Baltasar Torres Gómez, de 19 años, sobrino carnal del abuelo. El pueblo construía entonces la Balsa-abrevadero en el Paso de la Vega y les había tocado ese dia trabajar "a concejo" a los vecinos del Barrio La Virgen. Estaba picando arcilla en la pared lateral de la Rambla de San Ramón. La pared, de unos 3 metros, se desplomó y enrunó al pobre Baltasar. Cuando lo desenterraron ya era cadáver.
En el diario Lucha del 12 de Mayo de 1943 venía la noticia del triste suceso ocurrido el día 3. La firmaba Román Blasco. El muy nombrado maestro D. Román explicaba la muerte del joven camarada con el lenguaje épico de la época. Aún se puede ver,en el lugar del suceso, la sencilla lápida que labraron y firmaron sus amigos B. O. y P. F.
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