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miércoles, 25 de diciembre de 2019

PRIMER VIAJE A TERUEL

Aquellos primeros viajes en el coche de linea de Zuriaga activaban todos mis sentidos. Recibía un alud de nuevas sensaciones:  la suavidad y el olor a cuero y plástico recalentados de los asientos en cuya parte de atrás se veía una colorida foto turística. Nuevas caras y paisajes vistos a través de la ventanilla por la que pasaban postes y árboles a toda velocidad.
Después de parar en Las Ventas de Caudé y frente al Hospital llegaba a la Estación del Óvalo.

Desde allí bajábamos por la Calle San Francisco, entonces llena de actividad y tráfico abundante que llenaba el ambiente de ruido de motores y claxons,de olores a gasolina mezclados con los almibarados y apetitosos que salían de  fruterías, comercios y hornos. Llegábamos a La Colmena, recién construida, y pasando por una acequia y molino nos encontrábamos frente a una ladera empinada llena de casas humildes. Las señales capitalinas se habían acabado y lo que veía desde allí me era más familiar: era el barrio de las Cuevas del Siete donde vivía  la hermana de mi madre con su marido y mis primos Consuelo y Evaristo. Apenas tengo recuerdos de mis encuentros con ellos ya que no tardaron nada en marcharse a la emigración, al sur de Francia. Sería el año 56 ó 57.


Pocos viajes más haría. Recuerdo uno en el que fui con mi madre a dar el pésame a su prima Pilar que vivía en el Cuartel de la Guardia Civil que entonces estaba en lo que es ahora la Delegación del Gobierno de Aragón. Su marido había muerto en un penoso incidente.

El viaje que mejor recuerdo, porque quedó constancia de ese día en 2 fotografías: la del recordatorio de la comunión y otra de paisano con mi hermano y un peluche de un perro. Eran las segundas fotos que me hacían Era el año 1960 y al año siguiente,esa foto viajó con mi padre, a la campaña de la remolacha, y al volver la enseñó a la familia de la tía Miguela a los que fue a visitar a París.

Los viajes a Teruel los tengo asociados a los pasteles y a los tebeos de la plaza del Torico. Difícil elección entre los merengues, borrachos, brevas, hojaldres.......de casa Muñoz, e igual de difícil la elección entre El Capitán Trueno, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrįn, El Guerrero del Antifaz, Hazañas Bélicas,TBO, Pulgarcito y los Pumby del kiosco de los Royo.

Recuerdo que al regreso de uno de estos viajes me preguntaron:
- ¿ Que había por Teruel ?
- Mucha gente y casi todos folasteros-
La respuesta les hizo gracia.



martes, 17 de diciembre de 2019

LA FAMILIA DE L' AGÜELA ELVIRA

Su padre, Pascual Ferrer Aranda (a) Quiriquillo, era tejedor de profesión según censo de 1900. Fue muy longevo. Vivía en la Calle San Roque. Su madre, Pilara (sic) Pérez Clemente, era de Cella.

Tenia 5 hermanos: Francisca, Miguela, Juan Manuel, Francisco y Mariano.
La guerra civil marcó en mayor o menor medida la vida de todos ellos.

La tía Miguela estaba casada con Gregorio Aldabas Lereu, guardia de asalto o carabinero, que se mantuvo leal a la República y al acabar la guerra se exiliaron a París. El tío Gregorio no quiso y no pudo volver a su pueblo. Decía que no volvería mientras mandase Franco. Él murió antes. Tuvieron 3 hijas, Pilar, Balbina y Beatriz. En los años 60 madre e hijas  empezaron a venir al pueblo. Llamaban la atención por su belleza y elegancia, sobre todo Beatriz y también Michelle, la nieta, por sus rasgos orientales.

La tía Francisca estaba casada con el tio Paco Menés Moya que también estuvo en zona Republicana y al terminar la guerra fue condenado a 12 años de prisión  de los que cumplió 3. Después se afincaron en Almenara ( CS ). La tia Francisca murió muy joven, no la llegué a conocer. Sí al tío Paco y a sus hijos Brígida y Paco. El tio Paco no se perdia nunca las fiestas de su pueblo y muchas veces venía con alguna de sus nietas. Recuerdo a Vicentica.

De Francisco ya he escrito en la entrada anterior, la de la Fotos del espejo.

Juan Manuel fue perdiendo la vista poco a poco.   A los 40 años años se fue a Teruel a vender "iguales" de los ciegos. Soltero, cuando venía al pueblo me daba buenas propinas. Mariano, casado con Florencia Sánchez, no tuvieron hijos y es el único hermano que vivió y murió en el pueblo, como la abuela.



viernes, 13 de diciembre de 2019

LAS FOTOS DEL ESPEJO.

En el dormitorio de casa de los abuelos paternos me llamaban la atención las dos y únicas fotografías de cartera incrustadas en las esquinas del marco del espejo. Eran iguales de tamaño y mostraban 2 jóvenes muy parecidos que aquel muchicho creía hermanos. La abuela,con emoción y pesar, me contaba quiénes eran y como habían
 muerto en  sendos accidentes hacía más de 15 años.

El uno era su hermano pequeño Francisco Ferrer Pérez. Reclutado por el ejército Nacional en los últimos llamamientos de la Guerra, los de la quinta del biberón. Apenas había intervenido en el frente y ya recién acabada la guerra se desplazaba con otros conmilitones en un camión desde San Gregorio donde estaba acuartelado a Zaragoza ciudad, de fiesta. El caso es que el camión se accidentó y él murió. Llamaron a los abuelos a reconocer el cadáver y recoger sus objetos personales.

La otra foto era de Baltasar Torres Gómez, de 19 años, sobrino carnal del abuelo.  El pueblo construía entonces la Balsa-abrevadero en el Paso de la Vega y les había tocado ese dia trabajar "a concejo"  a los vecinos del Barrio La Virgen. Estaba picando arcilla en la pared lateral de la Rambla de San Ramón. La pared, de unos 3 metros, se desplomó y enrunó al pobre Baltasar. Cuando lo desenterraron ya era cadáver.

En el diario Lucha del 12 de Mayo de 1943 venía la noticia del triste suceso ocurrido el día 3. La firmaba Román Blasco. El muy nombrado maestro D. Román explicaba la muerte del joven camarada con el lenguaje épico de la época. Aún se puede ver,en el lugar del suceso, la sencilla lápida que labraron y firmaron sus  amigos B. O. y P. F.


sábado, 7 de diciembre de 2019

QUIRIQUILLO

Aquel muchicho fue un domingo, como de costumbre, a por la propina a casa de su abuela Elvira. Allí estaba un vecino que les preguntó al verlo :
- ¿Éste que es, "Cono" o Barrera ?-
Enseguida la abuela le contestó, arrimando el ascua a su sardina : :- Ni  Cono ni Barrera, éste es Quiriquillo- . Ese era el apodo suyo, el de su padre y su familia. (Este mote tan sonoro se  perdió en el pueblo al morir sin hijos su hermano, el tío Mariano el Quiriquillo )

Para aquellos muchichos, algunos bautizos eran todo un acontecimiento. A la salida de la iglesia, algunos padrinos tiraban caramelos y monedas, y ellos se "mataban" por recoger lo que   podían. 7 años justos después que él, nacío su prima Elvira y, como mandaba tradición, la abuela fue la madrina de su primera nieta. No recuerda que tirase nada. Aquella tarde después de la clásica merienda bautismal del chocolate con las madalenas, tortafinas y mantecados mandaron  a la muchichada a la calle, a jugar. A medida que íban saliendo la Abuela iba dando 2 caramelos por barba. Cuando llegó mi turno, con mucho disimulo, para que no se enterasen los demás, a mi me dió 3.
Estos 2 recuerdos demuestran el cariño especial que las abuelas sienten por su primer nieto.