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miércoles, 17 de junio de 2020

RECICLAR

Reciclar es un verbo que se conjuga mucho ahora, pero se practica menos. En aquellos tiempos no se conocía esa palabra pero se hacía constantemente. Pobreza, subdesarrollo y necesidad obligaban. No existían los contenedores de basuras.
De la poca comida que sobraba daban buena cuenta los animales domésticos y de corral, que todo el mundo tenía. Los huesos eran para el perro, las mondas de patatas y frutas y otros restos vegetales para los cerdos, conejos y gallinas.
La ropa pasaba de grandes a chicos, y aguantaba años con  zurcidos y remiendos hasta que se convertía en trapos que compraban los traperos. Casi todos los hombres llevaban los pantalones de trabajo de pana "piazaos".
Aún no nos había invadido el plástico. Las mujeres iban a la compra con su capazo artesanal, sus cesto de mimbre, sus botellas de cristal para la compra de líquidos: aceite, vinos y licores a granel. A granel se vendía todo: legumbres, arroz, azúcar.. Los tenderos recibían las mercancías en sacos, cubas,  grandes latas de conservas de tomate y pescado que los clientes se llevaban en tazones y peroles de barro. La gente le pedía al tendero que le guardase la lata vacía para reutilizarla como recipiente en los corrales. A finales de los 60 empezó a llenarse la Rambla de encima de los Agramaderos, junto al muladar, de todo tipo de basuras. El " Sepu" se estableció allí.

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