Aquel muchicho se desvivía por los tebeos. Primero por los de acción: Roberto Alcázar y Pedrín,con los puñetazos de Roberto y las picardías del adolescente Pedrín. El Capitán Trueno con su escudero Goliat y su amada Sidgrid. El Jabato cartaginés. El guerrero del Antifaz, espadachín medieval contra los moros. El Cosaco Verde de las estepas rusas. Y las Hazañas Bélicas de los americanos en la Segunda Guerra Mundial con el forzudo y gracioso soldado "Gorila". Los malos eran los japoneses.
Estos tebeos eran de tamaño cuartilla apaisada con la portada a todo color y el resto de páginas en blanco y negro llenas de dibujos de acción y texto no muy extenso. Los vendía Juanito el peluquero y en la tienda del tío Ramón Elena. También nos los traían las madres cuando iban a Teruel. Pero yo me inchaba de leer con los que me proporcionaba la vecina de la abuela, la tia Maria cuyo marido Manuel había estado en la guerra con el quiosquero de la plaza del Torico, Felix Royo. Nos los intercambiamos y terminaban rotos y pringaos. Había alguno que organizaba rifas haciendo 10 participaciones de 10 céntimos cada una.
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