Venían más a menudo que los demás. Sus figuras no nos eran extrañas. Formaban parte, periodicamente, del acontecer del pueblo.
José "el de las telas" o " el de las medias" venía de Barcelona aunque no tenía acento catalán. Se hospedaba en casa de "los de la Posada", en la calle Miguel Artigas. Pasaba unos cuantos días recorriendo, una por una, calles y casas, hasta que agotaba su mercancía o veía que el negocio no daba más de si. Llevaba su mercancía en cajas de cartón sobre un carretillo de mano: ropa interior, calcetines, medias, toallas, sábanas, todo tipo de ropa blanca. Se asomaba a la puerta, apartaba la cortina y desde allí gritaba – ¡Chica tiace falta algo!.
El tio Carasopas venía con su carro cargado de cachivaches de barro: Tinajas, barreños, botijas de campo y de casa, cántaros, ollas, almireces, coberteras, pucheros, perolas y peroles, bebedores de pollos.........
Tendia su mercancía en la replaceta del estanco, junto a la pared Este de la Iglesia.
Era un hombre casi anciano, poco hablador y muy serio. No hace mucho me dijeron que se llamaba José y que era natural de Celadas. No se de qué alfar traería los recipientes entonces imprescindibles. La modernidad y los plásticos acabaron con ellos.
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