Pero la tienda preferida del muchicho era la de PRIMITIVA SEBASTIÁN BLASCO, soltera y muy mayor, por los confites gordos que sacaba de un frasco grande de cristal y que le daba cuando acompañaba a su padre a soltar las ovejas de su familia que guardó a jornal durante unos años.
(Continuará)
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domingo, 16 de diciembre de 2018
TIENDAS DE AQUEL PUEBLO
TIENDAS DE AQUEL PUEBLO
Además de la tienda de la TIA MELCHORA en la calle de Santa Lucía donde se compraba la porción de chocolate para la merienda, a aquel muchicho también le gustaban los olores y lo que veía en las otras tiendas de aquel pueblo donde todo se vendía a granel, a peso y medida. Los ultramarinos llegaban a la tienda en grandes botes,sacos,cubas, garrafas y los clientes se los llevaban en sus propios envases. "La pobreza siempre ha sido muy ecológica y recicladora".
El TIO ANGEL ORTIZ tenía la tienda en mitad de la calle San Roque subiendo a la izquierda.Aquel muchicho recuerda que vendía sogas y sardinas saladas, "civiles", que venian apretadas en cubas planas y claras. Un poco más abajo, al principio de la misma calle, tenía la tienda LA TIA PAULA especializada en retales y tejidos. Detrás de la iglesia estaba la tienda del TIO JESÚS EL DEL APEADERO y allí aquel muchicho se quedaba embobado mirando el "chinfurrio" o aparato que bombeaba y llenaba la botella de aceite de la clienta. Tambien miraba con deseo el racimo de plátanos que colgaba del techo. Entonces los plátanos eran artículos de lujo. Eran un poco más asequibles aunque también escasas las manzanas y naranjas que traían valencianos y ademuceros y cambiaban por patatas.
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