Ángel Fombuena Sánchez de 14 años, hermano de mi abuela Consuelo. Ésta contaba que Ángel estaba de corderero en casa del rico del pueblo. Y que allí un perro rabioso le mordió y le contagió la enfermedad de la que murió.
Corderero, medieval profesión de los niños adolescentes de aquel tiempo. Supongo que se encargaría de darles de comer y de beber a los corderos mientras sus madres pastaban en el campo, ayudaría a estajar al pastor, limpiaría el estiércol de la paridera y echaría la cama de paja después.
A raíz de esta joven y accidentada muerte, la familia se llenó de Ángeles: 7 en total, uno de ellos mi madre.
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